CUANDO SEAS GRANDE

Empecé a trabajar (fuertes palabras) en el mes de septiembre, todos los días me voy en colectivo porque me da flojera levantarme más temprano para irme en micro. En fin, el punto es que al día siguiente del tan nombrado y recordado 11 de septiembre y después de las diversas manifestaciones, tuve la obligación de escuchar una conversación entre un pasajero y el conductor del colectivo que me lleva a lo que denomino pega (no es de sapa pero si vas callada y no vas escuchando música, literalmente cagaste y escuchas conversaciones ajenas aunque no quieras).

Para suerte mía la conversa era guena o por lo menos así lo considero, porque hasta el día de hoy me da vueltas en la cabeza.
Como se sabe cada 11 hay manifestaciones, marchas revueltas, desmanes, caos entre otros. Bueno el chofer y el pasajero que iban conversando, señalaban que siempre ha sido así y que más aun los actuales personajes públicos, dicese políticos, eran los primeros que se manifestaban en las marchas universitarias o en los llamados que hacen los partidos políticos, y que ahora son los mismos que restringen las marchas con permisos y más de una vez el envió de fuerza pública.

Bueno luego de una larga conversa que incluía los acontecimientos del día anterior, me quedo una frase casi final y de reflexión de ésta conversa que es en realidad la que me marco, ¿Dónde quedaron los ideales que los movía a luchar por aquello que consideraban injusto o que no estaban de acuerdo? ¿Dónde quedo esa fuerza?

Es a esto a lo que me quiero referir en particular, observo como cada vez nos vendemos más al sistema, como decía un amigo (nótese el “decía”), como nos vamos perdiendo en el afán de buscar pegas que nos entreguen la posibilidad de tener un estatus de vida tan cómodo, que se nos olvidan los ideales y las ganas de luchar o simplemente ir a gritar en la calle en una marcha para que no suba el precio del pasaje escolar o para que no hayan más colas en los consultorios o para que el gobierno de más plata para el crédito fiscal o con aval del estado. No, ya no nos sumamos, de hecho nos molesta porque ahora somos nosotros los que vamos en un auto a la pega o andamos haciendo trámites y vamos a llegar atrasados porque los malditos escolares ya andan webiando, en lugar de venir y aplaudir o llevar comida si un colegio, universidad esta en toma, no se nos olvido tan velozmente lo que vivimos que no somos capaces de movernos en pro de la comunidad.

Estoy a punto de salir de una burbuja para entrar de lleno al sistema y lo que más me da pena y miedo a la vez es perder las ganas y las fuerzas de luchar por lo que me parece justo, y no porque me afecte directamente sino que porque en realidad considero valido manifestarse en contra de lo que no te parece bien. A lo largo de todos estos años de estudio he participado en las marchas que exigían más plata para la gente que estudia con crédito fiscal sin yo tener, dado que mi viejo si podía pagar al cash, y ahora que estoy a punto de salir me pregunto si al igual que muchos amigos me empezaré sólo a preocupar de lo que me afecta directamente o si seré capaz de sumarme con mi apoyo cuando los pingüinos se manifiesten, cuando los universitarios corten las calles, cuando yo logre ser un ente funcional en el sistema económico y político de nuestro país.